Me sorprende y admira una flor nacida entre las malas hierbas. Me gusta el murmullo del río, el canto del gallo en la callada madrugada, el sonido lejano de los aperos de labranza. Me estremece la vieja puerta de madera castigada por los años, dando paso al hogar que una vez fue y ya no es. Adoro el canto de las escandalosas chicharras en los días de verano; suspiro cuando callan al pasar junto a su árbol. Amo el silencio que solo rompe el trino de los pájaros o, en la noche, el croar de la rana en su charca y el ulular de la lechuza que atisba la oscuridad desde una rama. Me impresionan las sombras y me atrae su misterio, la mudez del camposanto del pueblo, sus antiguos monumentos de piedra, la belleza que encierra tanta tristeza. Una estación desierta de pasajeros me inspira, el olor del tren me evoca recuerdos. Una playa cualquiera al romper el día me hace sentir agradecida; la soledad, la compañía del mar, el son de las olas que lamen mis pies en la orilla y huyen esquivas; unas gaviotas que maúllan surcando el cielo, un acantilado escarpado, un banco con vistas al horizonte, el faro a lo lejos, erguido e impertérrito, su luz intermitente saludando al marinero. Qué tesoro encontrar fotos en desvaído blanco y negro, quizá de caras y lugares desconocidos, eso no importa, así imagino, hilvano, coso, desentraño los secretos del momento congelado... Y nace una historia.
Viejas novelas de hojas amarillentas, un comic releído, periódicos manoseados emisores de noticias añejas que un día importaron. Un primoroso encaje tejido con amor, el costurero de la abuela, el aroma a ropa limpia de la cómoda, de una calle que casi sabe a chocolate, del pan recién horneado, de la tienda de juguetes de la esquina, de un perfume que trae, como la marea, difuminadas sensaciones.
Me gusta seguir las fases de la luna, dejarme bañar por la luz blanca que cruza la ventana, olfatear el aire después de una buena lluvia, el aroma del jazmín, de la hierba recién cortada, de un café por la mañana. Me hace soñar el susurro del bosque, el crujir de las hojas secas, los ocres del otoño, el invierno desnudo; también cuando la primavera me despierta con su brillo cegador, el verano me amodorra y respira en mi nuca una brisa tenue, salvadora.
Me gusta reír hasta llorar, llorar hasta vaciarme, respirar hondo y caminar. Caminar por la vida entre tantos pequeños detalles.
Ana Sefern
Bueno, creo que aquí has hecho un precioso homenaje a la vida con esos grandes pequeños detalles... y es que los pequeños detalles siempre son grandes y únicos
ResponderEliminarBesos
Solo son detalles que me hacen sentir bien, para mi sí son únicos y son todos los que están, pero no están todos los que son.
EliminarBesos
Uy a doro esas pequeñas cosas que hacen la vida te mando un abrazo
ResponderEliminarMe imagino que cada cual tiene los suyos y nunca hay que obviarlos por pequeños.
EliminarUn abrazo.
Nena disfrutar de la soledad, percibiendo esos detalles pequeños que están ahí, pero no reparamos en ellos a menos que nos lo propongamos, hace que valoremos las cosas de la vida, por insignificantes que parezcan.
ResponderEliminarBesos
Ya sabes, la felicidad está hecha de pequeños detalles, de instantes, de todo aquello que nos hace sentir bien, la mayoría de las veces los tenemos a nuestro alrededor.
EliminarBesos
Los detalles, los recuerdos, las cosas favoritas, que lindo es todo lo que nos hace valorar lo que tenemos! Que linda forma de escribirlo Nena!
ResponderEliminarBs!
Creo que tenemos más de lo que creemos y que tiene más valor de lo que pensamos.
EliminarMuchas gracias, Diana
Bsosss
Feliz día guapa!!
ResponderEliminarBss
Igualmente!
EliminarBss
Todos esos sencillos y pequeños detalles, que tan bien has descrito, son los que hacen que la vida pueda reesultar maravillosa a pesar de los pesares.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Sí, Julia, por momentos baila el corazón y se olvidan los sinsabores.
EliminarMuchos besos
Reconfortante lectura, que me lleva a comprobar, que aún existen almas grandes que pueden ver lo que otros no pueden, corazones brillantes que laten al ritmo de esa grandeza que solo otorga la sencillez.
ResponderEliminarBienaventurados los que (como tú) encuentran belleza en las cosas simples de la vida, porque siempre hallarás una razón (o un pretexto) para ser feliz y para hacer felices a los demás.
Tu cálido comentario me ha sorprendido tanto como agradado. Te lo agradezco.
EliminarUn abrazo.
También a mi me gustan todos esos pequeños detalles que tan magníficamente describes en este lienzo de sensaciones. ¿Te has planteado alguna vez escribir un libro? Tienes madera. Tu estilo reconforta, seduce.
ResponderEliminarUn beso ;)
Hola Ray, la verdad es que tengo escritas varias novelas de corte juvenil, que nada tienen que ver con lo que escribo aquí.
EliminarGracias por tus palabras.
Un beso.
Precioso relato, los pequeños detalles hacen que a veces la vida tenga un poco de sentido.
ResponderEliminarBesitos guapa
¿Cómo sería la vida sin esos pequeños detalles que nos hacen darnos cuenta de lo ricos que somos y dan luz a las sombras que todos tenemos?
EliminarUn abrazo, Marta.
Hola Nena ; la vida es bella atraves de tú mirada con sus pequeños matices y esos pequeños detalles , que son tan importantes para tener una vida feliz y plena ; me gusto mucho tú entrada .
ResponderEliminarBesos de flor y feliz semana guapa ;)
Hola Flor, hay que buscar lo bello de entre tantas otras cosas que no lo son, cada uno tiene sus propios pequeños detalles que le hacen reconciliarse con la vida cuando nos muestra su cara menos amable.
EliminarMuchos besos y feliz semana también para ti.