Imagen de la red
Sólo allí se sentía en paz.
Hacía ya seis meses desde que se fue para siempre dejándola desconcertada y completamente vacía. Nunca más volvería a verle, a enlazar sus manos, a escuchar su voz, su risa tacaña de los últimos tiempos. Y es que ni el consuelo de la fe le quedaba, esa esperanza mitigadora del dolor, hacedora de promesas de un futuro celestial, de una vida eterna no terrenal.
Seis meses a base de tranquilizantes, pastillas para dormir, pastillas para vivir. Charlas que no deseaba con un desconocido al que le importaban un ardite sus miserias y que miraba el reloj con disimulo, no fuera a pasarse la hora.
-Hasta el próximo miércoles, Lucía. No descuidemos la medicación.
-No sirve de mucho.
-Deje que yo decida eso. Por el momento, vamos a seguir como hasta ahora.
Le repateaba aquella manía suya de hablar en plural como si ambos estuvieran siguiendo el mismo tratamiento, como si existiera una causa común.
-Ya, descuide... hasta el miércoles.
Tenía que volver. Había de hacerlo así para callar bocas llenas de buenas intenciones, para calmar las intranquilidades de aquellos que la querían bien.
Pero no funcionaba. No cambiaba nada.
El decidió abandonarla voluntariamente, a pesar de saber cuánto le necesitaba y de que juró mil y una veces que la amaba más que a sí mismo.
El decidió abandonarla voluntariamente, a pesar de saber cuánto le necesitaba y de que juró mil y una veces que la amaba más que a sí mismo.
Bueno, tal vez a su manera retorcida no le había mentido: demostró sobradamente que no se quería en absoluto. Se dejó vencer, sucumbió.
¿Qué le quedaba a ella ahora, si hasta respirar dolía? Pasó del estupor a la rabia, de la rabia a un tremendo vacío, para terminar con un absoluto desinterés por cuanto la rodeaba.
La reconcomía saber que no le permitió ayudarle, que no le bastó con su amor; la engañó. Ella era nada, cuando él lo fue todo y más en su mundo.
-Nada. No me queda nada y no quiero nada.
Sólo arrastrarse cada día a los pies de su tumba para hacerle preguntas a una losa fría, sin obtener más respuesta que el silencio de los muertos y el susurro del viento invernal colándose por entre los estirados cipreses. No era suficiente. En seis meses nunca lo fue, pese a la terapia y las pastillas.
Y hoy, por fin, su mente cansada percibió un atisbo de luz. Tomó la medicación obedientemente, automáticamente. Muy Generosamente.
Niebla. Ya viene.
Le gustaban los paisajes brumosos, como enmudecidos dentro de una bola de algodón esponjado. Las lápidas empezaban a difuminarse, los antiguos mausoleos adoptaban su aspecto más fantasmagórico... La neblina avanzaba espesa a ras de suelo, y suave como una gasa cuanto más alto.
De momento. Pronto se volvería un muro infranqueable para la vista.
Lucía sonrió, echada sobre la amplia losa de piedra gris. A los pies de él, como siempre. Como cuando le espiaba en sus más mínimos movimientos tratando de descubrir la sombra de una sonrisa en aquellos labios que antaño fueran tan generosos para con ella; como cuando casi mendigaba una caricia desganada de las manos que un día recorrieron su cuerpo con deseo.
Está cerca, casi la roza con sus dedos fríos. Lucía inspira hondo y esboza una débil sonrisa.
Viene tan suavemente, tan dulcemente la muerte.
Ana Sefern
¿Qué le quedaba a ella ahora, si hasta respirar dolía? Pasó del estupor a la rabia, de la rabia a un tremendo vacío, para terminar con un absoluto desinterés por cuanto la rodeaba.
La reconcomía saber que no le permitió ayudarle, que no le bastó con su amor; la engañó. Ella era nada, cuando él lo fue todo y más en su mundo.
-Nada. No me queda nada y no quiero nada.
Sólo arrastrarse cada día a los pies de su tumba para hacerle preguntas a una losa fría, sin obtener más respuesta que el silencio de los muertos y el susurro del viento invernal colándose por entre los estirados cipreses. No era suficiente. En seis meses nunca lo fue, pese a la terapia y las pastillas.
Y hoy, por fin, su mente cansada percibió un atisbo de luz. Tomó la medicación obedientemente, automáticamente. Muy Generosamente.
Niebla. Ya viene.
Le gustaban los paisajes brumosos, como enmudecidos dentro de una bola de algodón esponjado. Las lápidas empezaban a difuminarse, los antiguos mausoleos adoptaban su aspecto más fantasmagórico... La neblina avanzaba espesa a ras de suelo, y suave como una gasa cuanto más alto.
De momento. Pronto se volvería un muro infranqueable para la vista.
Lucía sonrió, echada sobre la amplia losa de piedra gris. A los pies de él, como siempre. Como cuando le espiaba en sus más mínimos movimientos tratando de descubrir la sombra de una sonrisa en aquellos labios que antaño fueran tan generosos para con ella; como cuando casi mendigaba una caricia desganada de las manos que un día recorrieron su cuerpo con deseo.
Está cerca, casi la roza con sus dedos fríos. Lucía inspira hondo y esboza una débil sonrisa.
Viene tan suavemente, tan dulcemente la muerte.
Ana Sefern
Hola Nena... He podido entender que Lucía se sintiera mal, muy mal
ResponderEliminarQue las pastillas y el tratamiento no hayan podido ayudarla, en 6 meses, a superar el dolor de perder a quien amaba... es posible que 6 meses sea muy poco tiempo para enfrentar algo tan duro
Pero creo que Lucía se equivocó porque pienso que si él la hubiese amado... nunca la hubiera dejado, voluntariamente, sola y con tanto pesar
No me acordaba de este relato y me ha encantado volverlo a leer
La parte de la niebla me ha parecido genial
Besos y Feliz finde
Es posible que tengas razón, pero la mente es tan complicada... Quizá él intentó quedarse a su lado, quizá lo consiguió durante un tiempo, hasta que perdió la batalla consigo mismo.
EliminarUn beso, que pases un buen finde final de fiestas.
Mala decisión la que tomó Lucía, siguiendo el ejemplo de él, Hay que hacer frente a los problemas con todo lo que tengamos a mano, antes que tomar el camino fácil.
ResponderEliminarUn cuento perturbador.
Un fortísimo abrazo
Por cierto, gracias por hablarle de mi y de mi blog a Mela, eres un verdadero sol.
ResponderEliminarGracias
Se necesita mucho valor para seguir adelante cuando crees que no tienes nada por lo que merezca la pena vivir. Lucía no tuvo las agallas ni la paciencia ni el interes de intentar descubrirlo.
EliminarTodo un placer hablarle de ti y tu blog, ya sabes que tus poemas son de los que me llegan, todo lo que escribes me gusta, creo que tienes una gran sensibilidad y que sabes transmitir deliciosamente.
Un beso grande, Julia
Yo era habitual de tu blog, Nena, pero he estado meses sin ordenador. Antes era "el sastrecillo valiente", igual me recuerdas, te invito a pasarte por "misrelatosyesteblog". Me gusta mucho cómo escribes, el hilo argumental es muy leve, pero las descripciones se saborean como un bourbon añejo, se disfrutan realmente. A seguir luchando. Un besiño.
ResponderEliminarClaro que te recuerdo. visitaré de nuevo tu blog.
EliminarGracias por la crítica.
Un besiño.
Aveces solo nos que da la muerte. Muchas veces uno quiere sucumbir a esa decisión, pobre Lucía que no lucho más por si misma. Me gusto tu historia triste , pero nos muestra una realidad muy triste de forma muy poética. Te mando un beso
ResponderEliminarLas tentaciones están para sucumbir a ellas o para vencerlas, depende de la tentación. Sí, Lucía debió mirar mejor por ella... pero sucumbió, como su amor.
EliminarGracias, guapa, cuídate. Te mando un besote.
Me olvidé de decirte, Nena, que conozco de primera mano lo que es una depresión, y has descrito muy bien ese vacuo horror, ese dolor hasta al respirar. Otro biquiño.
ResponderEliminarBueno, me alegra que pienses que he sabido transmitirlo, pero lamento que hayas pasado por ese trance. Dicen (no sé si es cierto) que la depresión en los hombres es mucho más profunda que en las mujeres. Un familiar de un tío mío la padeció... así que espero que lo tuyo esté más que superado.
EliminarBicos
Hola guapa , perdona que no pasara antes .... Es que estado algo pachucha .
ResponderEliminarMe a gustado mucho este relato , la verdad es que cuando no se tiene al ser querido y teniendo a la "Parca" tan cerca y encima esta te esta tentando , no me extraña que esta no cayese en sus manos , muy bonita la foto ... Es ideal para este relato , te deseo un feliz Sábado , guapa mia , besos de Flor.
Hola Flor, espero que ya estés recuperada del todo.
EliminarEs verdad, a veces, lo que puede ayudarnos a sentirnos mejor, también puede matarnos si no lo utilizamos bien o si decidimos voluntariamente que lo haga, y Lucía creía tener motivos más que suficientes para dejarse tentar.
Feliz sábado y mejor domingo, preciosa, cuídate.
Es la primera vez que leo este relato y me ha gustado mucho, pero ¡Que triste!. No se si la decisión que tomo Lucía es o no acertada, igual si hubiera esperado un poco más hubieran triunfado las gansas de vivir, o tal vez no. De todas formas ese tipo de amor que es toda la vida de una persona me da un poco de miedo. Besinos.
ResponderEliminarHola, mar, el relato es de 2013, la verdad es que no recuerdo si nos seguíamos, probablemente no.
EliminarLa decisión de Lucía es fruto de la desesperación, de la necesidad de no seguir sufriendo, de no encontrar alicientes en su vida al perder a quien tanto amaba. Pero tienes toda la razón, si hubiera dejado pasar más tiempo, puede que su dolor se hubiera mitigado lo suficiente y así haber continuado adelante sin su amor. Pienso que la vida es lo más valioso que tenemos y no hay que hipotecarla o perderla por nadie... pero cada cual le da su propio valor y para ella no lo tenía. Ese tipo de amores en que todo pierde su sentido si desaparecen, me parecen un tanto obsesivos y las obsesiones no son buenas.
me alegra que te haya gustado.
Besitos.
Me ha dejado desconcertado tu relato, pero en el buen sentido
ResponderEliminarde la palabra.
Has ido engañando al lector hasta soltar ese final inesperado
que desde luego me ha sorprendido, con es imagen poética
del cielo.
Enhorabuena.
¡Hola Cielo, bienvenido!
EliminarEs un placer haberte engañado y desconcertado y espero que también entretenido durante un ratito.
Gracias!!
Muy triste el relato, pero yo pienso que si esa persona ha desaparecido de tu vida, lo importante es pasar página e intentar vivir sobre todo y ante todo.Quererse a una misma y buscar nuevos alicientes, la vida es un bien muy preciado, mucho.
ResponderEliminarMe gusta !!!!!!!!!!!!!!!
Así debería ser, a la vida siempre hay que darle una oportunidad porque no sabemos lo que nos espera y aunque el presente sea negro ¿quién dice que mañana no brillará el sol?
EliminarGracias!!!
Me ha gustado mucho; el clima creado, los sentimientos... Como eterna romántica que soy, adoro los amores imposibles. Bello texto.
ResponderEliminarBesos
Pensando románticamente, los amores imposibles, desgraciados, o los muy complicados siempre me han gustado, pero claro, si terminan como el rosario de la aurora me dejan un regusto amargo. Tanta intensidad hace sufrir demasiado.
EliminarGracias, Alicia. Un beso