Foto de la red
ya mi alma bebía vientos de otoño.
Como en un duermevela de los sentidos
escuchaba el crujir de las hojas,
escuchaba el crujir de las hojas,
las sentía deshaciéndose entre los dedos.
En locos sueños agitados
podía paladear sus sabores dulces y acres,
En locos sueños agitados
podía paladear sus sabores dulces y acres,
aspiraba hondo el aroma de leña ardiendo
y mis pupilas irradiaban una cálida luz ambarina.
Antes de la primera hoja caída
y mis pupilas irradiaban una cálida luz ambarina.
Antes de la primera hoja caída
ya el otoño se había instalado en mi.
A. Sefern
A. Sefern
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