Image: Reflection in a mirror by Katie Monahan
Lola se mira en el espejo detenidamente, examina la imagen que refleja, la analiza, no la reconoce como suya y la repudia. La mujer del espejo implora su atención, es una llamada muda, un grito silencioso y, sin embargo, exigente. Lola se resiste a escucharlo, pero es demasiado imperioso y no puede evitar alzar sus párpados arrugados.
Cree vislumbrar algún rasgo en aquél rostro que le resulta vagamente familiar e intenta retenerlo en un primer plano, superponerlo al reflejo que desdeña, ese que no se corresponde con su realidad.
Ella es la otra, la que todavía asoma detrás de los pliegues de sus muchos años, la de la mirada limpia, la de la sonrisa tímida. A esa sí la reconoce, la siente latir en su interior.
Y la acaricia dulcemente posando su mano huesuda en el espejo, ese maldito embustero que se empeña en engañarla.
Hola Nena... creo que este relato nos explica la desesperación de Lola que, sintiéndose joven en su interior, no comprende la imagen arrugada que le muestra ese "embustero" espejo
ResponderEliminarSin embargo, yo creo que lo importante es que Lola se sienta joven, aunque ese espejo "embustero" le diga que no lo es
Este relato me ha recordado a mi madre... cuántas veces mirándose al espejo, me ha dicho... "Esto no es posible, esta señora no soy yo... pero si yo tengo y me siento de 20 años"
Me ha encantado
Besos
Lo importante es el espíritu, el sentimiento, el alma, la ilusión y las ganas, ellos no envejecen con el cuerpo, aunque los años puedan marchitar el ímpetu. Debe ser difícil sentir tanta vida atrapada en un viejo envoltorio..
EliminarCoincido con lo de tu madre, también la mía ha dicho algo por el estilo más de una vez.
Besos
A veces nos cuesta muchoooo trabajo aceptarnos tal y como somos, y nos da miedo mirarnos el el espejo, tenemos tanto que reconocer y aceptar de un@ mism@.Un Fuerte ABRAZO
ResponderEliminarFELIZ COMIENZO DE SEMANA.
No te falta razón, pero es que ciertas cosas son duras de digerir, aunque en la aceptación vaya nuestra propia tranquilidad... (felicidad)
EliminarUn gran, gran abrazo e igualmente te deseo una estupenda semana.
Cuántas Lola habrá en todas las mujeres, las que se observan en el espejo y las que tal vez dejaron incluso de hacerlo por que el reflejo les devuelve a una auténtica desconocida, no es fácil asumir el paso del tiempo, nos cuesta muchísimo hacerlo y tú lo has sabido contar de una forma triste y hermosa al mismo tiempo.
ResponderEliminarBesos
Incluso me atrevería a decir que hay una Lola en cada mujer (seguro que también en un hombre, pero ahora no es el caso) Tarde o temprano ¿no nos preguntaremos todos, aunque sólo sea una vez, quién es esa/ese que me mira desde detrás del espejo?
EliminarBesos
Una gran verdad encerrada en tus letras!!! ¿Quién no lo cree así alguna vez???
ResponderEliminarBesos!!
Yo creo que quien no se ha sentido así nunca es porque "necesita tiempo" ;) :D:D
EliminarUn beso, Raquel.
Ay, ese espejo, qué traicionero es... La imagen que nos muestra es a veces la que nos gustaría tener, y a veces la que nos da miedo haber perdido. En cualquier caso, traicionero, sí, muy traicionero...
ResponderEliminarMe ha gustado leerte :-).
Sobre todo cuando tenemos una percepción nuestra muy diferente a la que refleja, de ahí el desconcierto, incluso en enfado.
EliminarGracia, Marsar. Un beso
un placer haberte leido abrazo
ResponderEliminarGracias!!
EliminarAbrazo.
Bonito!
ResponderEliminarBesos guapa.
Gracias!!
EliminarBesos.
Siempre va a ser mas importante como uno se siente, que como uno se ve...Me encanta esa gente con espíritu joven; esas personas que están llena de ganas, de ideas, de ilusiones. El sentirse así es una bendiciones. Ahora, lo triste es esa gente que viéndose joven por fuera, se les siente tan viejo.
ResponderEliminarAna María, volviste, por fin xd me alegra de volver a leer tus textos lindos..Bendiciones
Muy cierto lo que dices, Luis.
EliminarVolví... y tú también, ha sido un largo parón. Encantada de volver a leerte.
Un abrazo.
Los años pasan, las cicatrices quedan, pero las ganas de vivir perduran.
ResponderEliminarY eso es lo importante Nena.
Besos!
Mientras se sientan, lo demás importa poco.
EliminarBesos, Juahn!
¡Precioso y real relato, Nena! La verdad es que el paso del tiempo asusta, y mucho.
ResponderEliminarUn beso enorme de las dos
J&Y
¡Hola chicas, bienvenidas a este tren sin rumbo!
EliminarAsusta sí, sobre todo si llega ese momento en que la persona se ve así misma como una mala caricatura de lo que un día fue, mientras la mente sigue tan despierta, activa, llena de anhelos, de dudas, ilusiones y ganas como lo estuvo esa imagen borrosa que atisba detrás de la que muestra el espejo.
Muchas gracias por acompañarme.
Un beso muy cariñoso para cada una.
la verdad es que asustan, una vez que te encuantras a ti mismo, la vida continua sin pensar en ello, y por supuesto las ganas de hacer y de vivir de momento no las perdemos, bessssssssssss
ResponderEliminarEs verdad; cuando se acepta que el envoltorio va cambiando y que lo que realmente importa es como se siente un@ en su interior, la comunión entre ambos no tiene por qué ser traumática.
EliminarUn beso!!
Que tengas una feliz semana.
ResponderEliminarMuchas gracias, igualmente.
EliminarPasaba a saludarte y me he fijado que te falta un blog.Un Fuerte ABRAZO
ResponderEliminarHola Y.S, me gusta que hayas venido a saludarme. ¿Me falta un blog? No, sigo teniendo 3....
EliminarUn beso grande.
Hola Nena.. me ha gustado mucho.. y creo que refleja lo que a veces podemos llegar a sentir.. o por lo menos según mi interpretación: olvidarnos un poco de aquello que fuimos en algún momento, esa otra persona con sueños, con ideas diferentes... espero que siempre podamos reconocernos en esa persona que vemos en el espero pero que tampoco sea esa imagen la que nos defina en la vida... sino lo que somos por dentro :)
ResponderEliminarUn beso :)
Más que el desagrado de no reconocerse, es el asombro que un día cualquiera, más tarde o más temprano, se puede sentir frente al espejo. Porque, en nuestro interior, todavía quedan restos del niño/a que un día fuimos, tenemos presente su imagen tan nítida como entonces. O la de la mujer/hombre joven, con sus sueños, temores e inseguridades... Y la de la mujer/hombre madur@ con sentimientos menos arrebatados, aunque más sabi@. Cada cual, supongo que será más afín a una de esas etapas de la vida sintiéndose, quizá, atrapad@ en un cuerpo que no se corresponde con la imagen que tiene de sí, con la que no se identifica.
EliminarTodo pasa por aceptar y continuar adelante porque, como dices, lo que nos define es nuestro interior -siempre-.
Un beso.