ECOS DEL PASADO en un relato que consta de dos partes. La primera se titula "BREVES ANOTACIONES DE MAGDALENA YÉLAMOS" y la segunda "LA CAZA".
Esta es la tercera entrega de la parte primera.
8 de agosto de 1.873
Cada parte está dividida, a su vez, en varias entregas (1) (2) (3)...
Esta es la tercera entrega de la parte primera.
(3)
BREVES ANOTACIONES
BREVES ANOTACIONES
DE MAGDALENA YÉLAMOS
EL ODIO DE UNA HIJA
8 de agosto de 1.873
Hace días que no sé nada de Elías. Le echo de
menos, pero es mejor así. No me he acercado al muro a propósito
y sólo espero que no se enfade conmigo; como le dije el
último día, tenemos que ser muy cuidadosos.
El diablo salió de caza hace dos noches. Volvió
eufórico trayendo un puñado de infortunados animalillos y dos
invitados.
Regresaron al amanecer dando voces, riendo a gritos
y despertando a toda la casa. El diablo ordenó a los
criados que se ocuparan inmediatamente de pelar, limpiar y cocinar la
caza, pues pensaba agasajar a sus invitados con una
opulenta comida. Pasaron casi todo el día durmiendo, así que
no comieron al fin y al cabo. Tanto madre como yo lo
hicimos en nuestros aposentos.
Nos disgustan las compañías del diablo y,ni ella ni yo,
probamos jamás nada de lo que caza él.
A las siete
de la tarde se metieron en el despacho los tres. Creo que los
invitados son dos de sus trabajadores en el extranjero (el diablo
no tiene amigos), capataces de alguna de sus minas o
yacimientos en esas tierras lejanas que sólo él conoce.
Estuve escuchando
un buen rato detrás de la puerta, es así como suelo
descubrir cuándo va a estar fuera de casa, y el tiempo que pasará
antes de que su repugnante sombra encorvada vuelva a
caer sobre todos nosotros.
Al principio
hablaron de su gloriosa noche de caza; ¡lo pasaron tan bien
asesinando animales que planean repetirlo en breve, antes de que
los otros dos hombres partan de nuevo a ponerse al frente de
las propiedades de su amo! Esto significa que los dos invitados
todavía andarán por aquí unos días, bebiendo alcohol por
las noches hasta caer desmayados, jugando a las cartas, fumando
puros y molestando a las criadas con sus comentarios
groseros y gestos vulgares, o dando órdenes como si fueran los
amos y violentándolas continuamente tal que si esta casa fuera un sórdido lupanar.
Los próximos
días se presentan muy mal. Voy a tener que quedarme
encerrada en mi dormitorio, acaso el diablo se anime también por
los efectos del vino. No tendré a María para protegerme. Ella
no viene a la casa cuando hay invitados, tío Blasco no se
lo permite.
10 de agosto
de 1.873
Después de
dos días sin salir del dormitorio más que para comer y cenar, necesitaba respirar un poco de aire puro.
Hoy me
levanté temprano con la intención de dar un paseo por el jardín, antes de que empezase a quemar el sol. ¡Está siendo un
verano muy pesado y sólo he conseguido bañarme en el río dos
veces. Los invitados se marchan mañana a primera hora ¡¡por
fin!! Son dos tipos rudos, unos patanes sin distinción,
ordinarios y borrachos. Si no conociera al diablo diría
que le
engañan y le roban, pero no es el caso. Cuando se trata de sus negocios,
el diablo es aún más duro e implacable de lo habitual, ¡un
temible enemigo a tener en cuenta! A la mínima sospecha de
engaño no dudaría en deshacerse de ellos de un certero
disparo en el corazón.
Tengo la impresión de que ellos también lo saben.
A las ocho y
media ya estaba en el cenador, echada sobre el fresco banco
de piedra, planeando salir mañana por la noche cuando
todo vuelva a la normalidad. ¡Ha sido mi momento glorioso
del día! Los pájaros trinaban alegremente y soplaba una suave
brisa fresca que mecía las hojas de los árboles.
Seguramente
no veré a Elías, no creo que venga.
No importa, es mejor así.
Ahora sé que existe un mundo hermoso detrás de estos muros,
que la gente se divierte, va a fiestas, tiene amigos, las familias
se quieren y las chicas llevan vestidos bonitos. Algún
día seré libre para hacer lo que quiera, podré ver a Elías sin
tener que esconderme…
Cuando el diablo se muera.
Tengo que
bajar a cenar.
Ya estoy de
vuelta.
Por suerte, el diablo y sus dos lacayos se han metido en
el despacho a beber y fumar, así he podido escaparme. Empezaron a hablar de
dinero y casi pude ver sus miradas, en otro momento lujuriosas,
brillar de codicia.
11 de agosto
de 1.873
¡Vaya noche
calurosa! Apenas hay brisa, toda la vegetación parece
haberse quedado petrificada y el río es como un enorme barreño de
agua tibia. Acabo de regresar. He pasado un rato maravilloso
bañándome a la luz de la luna, lástima que algo lo
estropeara.
Mientras estaba
en el agua he tenido la inquietante sensación de que
alguien me observaba. Descubrí a Elías en la orilla, aunque, en
principio, me llevé un buen susto porque no le reconocí. Me ha
confesado que ha estado viniendo al río todas estas noches, que
me estuvo esperando en el muro durante horas. Le
he insistido
que no vuelva a hacerlo, que sería terrible que el diablo le
descubriera. Sigo teniendo la impresión de que algo sospecha… me
mira de una forma más retorcida que de costumbre.
Durante el
rato que Elías y yo hemos pasado conversando sentados bajo un
árbol de la orilla, la sensación de que nos observaban no ha
dejado de angustiarme… No sé, quizá estoy nerviosa sin
motivo o es el sentimiento de culpa que se empeña en atormentarme.
Me niego a pensar demasiado, pero me cuesta horrores.
Tengo miedo de acabar desquiciada como mi madre y pasarme la
vida encerrada en estas cuatro paredes, hasta que me haga tan
vieja que nadie se acuerde de mi. No quiero morir aquí. No
quiero morir sola.
Me pone
enferma que Elías corra peligro por culpa mia y, de la misma forma,
me entristece que acabe por cansarse de mí si no pasamos
tiempo juntos. Le doy vueltas y más vueltas a la idea de contarle cosas
del diablo, tal vez así pueda comprenderme mejor… ¡No, eso es imposible! ¡Dios!, me da
tanta vergüenza
que… ¿Cómo
explicar con detalles que tengo un padre que es todavía más
degenerado por dentro que por fuera? ¡Ni tan siquiera imaginando la
conversación me salen las palabras! ¿Me creería?
No sé si yo podría en su lugar, es todo tan repulsivo, tan
sucio, tan… deshonesto!
Prefiero que Elías se aleje de mí por
ignorancia, a que lo haga porque le doy asco.
Continuará...
Magdalena continúa con su miedo y lo peor es que tiene sentimientos de vergüenza como si ella fuese culpable de algo.
ResponderEliminarMe gustan las escapadas de Magdalena y sus encuentros con Elías.
El diablo recibe en su casa a tipos de mala catadura como él. Y no solo está encorvado por fuera, también por dentro.
Me mosquea que Magdalena se sienta observada mientras está en el río.
Continuaré esperando tu siguiente entrada.
Besos
¡Buenos días, madrugadora!
EliminarMagdalena tiene muchos sentimientos en su interior: de culpa, de vergüenza, de resentimiento, de odio, de amor, de miedo... es un torbellino emocional y capea con todos ellos como puede o como sabe. Su vía de escape es Elías, un chico sencillo por el que ve la vida fuera de los muros de la Casa Yélamos.
El diablo se rodea de gente afín, es lógico, la gente decente no se acerca a él.
Y la pobre Magdalena se siente observada, pero duda si es algo real o fruto de la inquietud que tiene al hacer algo que sabe su padre le prohibiría.
Besos, Mela, nos leemos!!
Qué penita me da esta muchacha, siente tanto miedo y además el terror de estar acechada continuamente, tanto ella como su amor Elías, es tanto lo que le quiere que prefiere no verle antes de que suceda algo malo. Con este diario podemos hacernos una idea de ese infierno entre cuatro paredes y el gran peso de la soledad... UFFF!
ResponderEliminarMe gusta!!
DISFRUTA DE UN BUEN DOMINGO!!
BESITOS!
Es digna de lástima. Como todos, busca la felicidad y la encuentra en las cosas pequeñas, un rato en el jardín, una escapada con Elías, un baño en la noche, una conversación... es lo que la ayuda a sobrellevar su vida cotidiana de desdicha.
EliminarQue tengas un buen domingo también, lo que queda de él.
Besitos!!
Pobre Magdalena! espero que el diablo no consiga pillar nunca a Elías, porque es la única nota alegre en la vida de esta chica.
ResponderEliminarAbrazos cordiales
Es su contacto con el mundo exterior. La única relación con alguien de más o menos su edad, con el que se "olvida", a ratos, de sus sinsabores.
EliminarPero tendremos que esperar un poco más para ver qué es de ellos.
Un abrazo, Julia.
El diablo y sus lacayos... me da penita la pobre
ResponderEliminarBesos
A mi también me da pena. Mucha pena.
EliminarBesos.
Espero que las cosas le cambien a Magdalena y que el diablo desaparezca pronto de su vida!!!!
ResponderEliminarMe encanta esta historia Nena, casi casi más que las Mariposas.
Un beso.
Esperemos que le cambien, Lidia, no puedo decir nada con respecto a eso, sólo que cualquiera que lea esta historia, al igual que tú, desea lo mismo, es lo normal. Yo también me uno.
EliminarBueno, este es un relato "más adulto", nada tiene que ver con la anterior aventura, quizá sea por eso te atrae más.No lo sé, a cada lector le tiran más unos temas que otros, en función de la temática y también de la edad. Aunque yo las novelas que tengo (no relatos) son de críos.
Me alegra muchísimo que te esté gustando.
Hasta la próxima entrega, guapa.
Un beso.