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domingo, 20 de enero de 2013

ECOS DEL PASADO (primera parte) - (3)

ECOS DEL PASADO en un relato que consta de dos partes. La primera se titula "BREVES ANOTACIONES DE MAGDALENA YÉLAMOS" y la segunda "LA CAZA". 
Cada parte está dividida, a su vez, en varias entregas (1) (2) (3)...

Esta es la tercera entrega de la parte primera.

                                                  (3)
                        
                              BREVES ANOTACIONES 
DE MAGDALENA YÉLAMOS 
                                                    
   EL ODIO DE UNA HIJA 






8 de agosto de 1.873


Hace días que no sé nada de Elías. Le echo de menos, pero es mejor así. No me he acercado al muro a propósito y sólo espero que no se enfade conmigo; como le dije el último día, tenemos que ser muy cuidadosos.

El diablo salió de caza hace dos noches. Volvió eufórico trayendo un puñado de infortunados animalillos y dos invitados.
Regresaron al amanecer dando voces, riendo a gritos y despertando a toda la casa. El diablo ordenó a los criados que se ocuparan inmediatamente de pelar, limpiar y cocinar la caza, pues pensaba agasajar a sus invitados con una opulenta comida. Pasaron casi todo el día durmiendo, así que no comieron al fin y al cabo. Tanto madre como yo lo hicimos en nuestros aposentos.

Nos disgustan las compañías del diablo y,ni ella ni yo, probamos jamás nada de lo que caza él.
A las siete de la tarde se metieron en el despacho los tres. Creo que los invitados son dos de sus trabajadores en el extranjero (el diablo no tiene amigos), capataces de alguna de sus minas o yacimientos en esas tierras lejanas que sólo él conoce.
Estuve escuchando un buen rato detrás de la puerta, es así como suelo descubrir cuándo va a estar fuera de casa, y el tiempo que pasará antes de que su repugnante sombra encorvada vuelva a caer sobre todos nosotros.
Al principio hablaron de su gloriosa noche de caza; ¡lo pasaron tan bien asesinando animales que planean repetirlo en breve, antes de que los otros dos hombres partan de nuevo a ponerse al frente de las propiedades de su amo! Esto significa que los dos invitados todavía andarán por aquí unos días, bebiendo alcohol por las noches hasta caer desmayados, jugando a las cartas, fumando puros y molestando a las criadas con sus comentarios groseros y gestos vulgares, o dando órdenes como si fueran los amos y violentándolas continuamente tal que si esta casa fuera un sórdido lupanar.
Los próximos días se presentan muy mal. Voy a tener que quedarme encerrada en mi dormitorio, acaso el diablo se anime también por los efectos del vino. No tendré a María para protegerme. Ella no viene a la casa cuando hay invitados, tío Blasco no se lo permite.


10 de agosto de 1.873

Después de dos días sin salir del dormitorio más que para comer y cenar, necesitaba respirar un poco de aire puro.
Hoy me levanté temprano con la intención de dar un paseo por el jardín, antes de que empezase a quemar el sol. ¡Está siendo un verano muy pesado y sólo he conseguido bañarme en el río dos veces. Los invitados se marchan mañana a primera hora ¡¡por fin!! Son dos tipos rudos, unos patanes sin distinción, ordinarios y borrachos. Si no conociera al diablo diría
que le engañan y le roban, pero no es el caso. Cuando se trata de sus negocios, el diablo es aún más duro e implacable de lo habitual, ¡un temible enemigo a tener en cuenta! A la mínima sospecha de engaño no dudaría en deshacerse de ellos de un certero disparo en el corazón. 
Tengo la impresión de que ellos también lo saben.
A las ocho y media ya estaba en el cenador, echada sobre el fresco banco de piedra, planeando salir mañana por la noche cuando todo vuelva a la normalidad. ¡Ha sido mi momento glorioso del día! Los pájaros trinaban alegremente y soplaba una suave brisa fresca que mecía las hojas de los árboles.
Seguramente no veré a Elías, no creo que venga. 
No importa, es mejor así. Ahora sé que existe un mundo hermoso detrás de estos muros, que la gente se divierte, va a fiestas, tiene amigos, las familias se quieren y las chicas llevan vestidos bonitos. Algún día seré libre para hacer lo que quiera, podré ver a Elías sin tener que esconderme… 
Cuando el diablo se muera.
Tengo que bajar a cenar.

Ya estoy de vuelta. 
Por suerte, el diablo y sus dos lacayos se han metido en el despacho a beber y fumar, así he podido escaparme. Empezaron a hablar de dinero y casi pude ver sus miradas, en otro momento lujuriosas, brillar de codicia.                                                                                                                                                                                           

11 de agosto de 1.873

¡Vaya noche calurosa! Apenas hay brisa, toda la vegetación parece haberse quedado petrificada y el río es como un enorme barreño de agua tibia. Acabo de regresar. He pasado un rato maravilloso bañándome a la luz de la luna, lástima que algo lo estropeara.
Mientras estaba en el agua he tenido la inquietante sensación de que alguien me observaba. Descubrí a Elías en la orilla, aunque, en principio, me llevé un buen susto porque no le reconocí. Me ha confesado que ha estado viniendo al río todas estas noches, que me estuvo esperando en el muro durante horas. Le
he insistido que no vuelva a hacerlo, que sería terrible que el diablo le descubriera. Sigo teniendo la impresión de que algo sospecha… me mira de una forma más retorcida que de costumbre.
Durante el rato que Elías y yo hemos pasado conversando sentados bajo un árbol de la orilla, la sensación de que nos observaban no ha dejado de angustiarme… No sé, quizá estoy nerviosa sin motivo o es el sentimiento de culpa que se empeña en atormentarme. Me niego a pensar demasiado, pero me cuesta horrores. Tengo miedo de acabar desquiciada como mi madre y pasarme la vida encerrada en estas cuatro paredes, hasta que me haga tan vieja que nadie se acuerde de mi. No quiero morir aquí. No quiero morir sola.

Me pone enferma que Elías corra peligro por culpa mia y, de la misma forma, me entristece que acabe por cansarse de mí si no pasamos tiempo juntos. Le doy vueltas y más vueltas a la idea de contarle cosas del diablo, tal vez así pueda comprenderme mejor… ¡No, eso es imposible! ¡Dios!, me da tanta vergüenza
que… ¿Cómo explicar con detalles que tengo un padre que es todavía más degenerado por dentro que por fuera? ¡Ni tan siquiera imaginando la conversación me salen las palabras! ¿Me creería? No sé si yo podría en su lugar, es todo tan repulsivo, tan sucio, tan… deshonesto!
Prefiero que Elías se aleje de mí por ignorancia, a que lo haga porque le doy asco.


Continuará...

10 comentarios:

  1. Magdalena continúa con su miedo y lo peor es que tiene sentimientos de vergüenza como si ella fuese culpable de algo.
    Me gustan las escapadas de Magdalena y sus encuentros con Elías.
    El diablo recibe en su casa a tipos de mala catadura como él. Y no solo está encorvado por fuera, también por dentro.
    Me mosquea que Magdalena se sienta observada mientras está en el río.
    Continuaré esperando tu siguiente entrada.
    Besos

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    1. ¡Buenos días, madrugadora!
      Magdalena tiene muchos sentimientos en su interior: de culpa, de vergüenza, de resentimiento, de odio, de amor, de miedo... es un torbellino emocional y capea con todos ellos como puede o como sabe. Su vía de escape es Elías, un chico sencillo por el que ve la vida fuera de los muros de la Casa Yélamos.
      El diablo se rodea de gente afín, es lógico, la gente decente no se acerca a él.
      Y la pobre Magdalena se siente observada, pero duda si es algo real o fruto de la inquietud que tiene al hacer algo que sabe su padre le prohibiría.

      Besos, Mela, nos leemos!!

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  2. Qué penita me da esta muchacha, siente tanto miedo y además el terror de estar acechada continuamente, tanto ella como su amor Elías, es tanto lo que le quiere que prefiere no verle antes de que suceda algo malo. Con este diario podemos hacernos una idea de ese infierno entre cuatro paredes y el gran peso de la soledad... UFFF!

    Me gusta!!

    DISFRUTA DE UN BUEN DOMINGO!!
    BESITOS!

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    1. Es digna de lástima. Como todos, busca la felicidad y la encuentra en las cosas pequeñas, un rato en el jardín, una escapada con Elías, un baño en la noche, una conversación... es lo que la ayuda a sobrellevar su vida cotidiana de desdicha.

      Que tengas un buen domingo también, lo que queda de él.
      Besitos!!

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  3. Pobre Magdalena! espero que el diablo no consiga pillar nunca a Elías, porque es la única nota alegre en la vida de esta chica.
    Abrazos cordiales

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    1. Es su contacto con el mundo exterior. La única relación con alguien de más o menos su edad, con el que se "olvida", a ratos, de sus sinsabores.
      Pero tendremos que esperar un poco más para ver qué es de ellos.

      Un abrazo, Julia.

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  4. El diablo y sus lacayos... me da penita la pobre
    Besos

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  5. Espero que las cosas le cambien a Magdalena y que el diablo desaparezca pronto de su vida!!!!
    Me encanta esta historia Nena, casi casi más que las Mariposas.
    Un beso.

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    1. Esperemos que le cambien, Lidia, no puedo decir nada con respecto a eso, sólo que cualquiera que lea esta historia, al igual que tú, desea lo mismo, es lo normal. Yo también me uno.
      Bueno, este es un relato "más adulto", nada tiene que ver con la anterior aventura, quizá sea por eso te atrae más.No lo sé, a cada lector le tiran más unos temas que otros, en función de la temática y también de la edad. Aunque yo las novelas que tengo (no relatos) son de críos.
      Me alegra muchísimo que te esté gustando.
      Hasta la próxima entrega, guapa.
      Un beso.

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